jueves, noviembre 02, 2006

VINDICADORES


Sim贸n Radowitzky
Por Osvaldo Bayer"Mil y mil veces maldita, tierra aborrecida del crimen, del sufrimiento y del sicario. Bajo el azote helado de tus huracanes gime el hombre; la angustia roe las almas de las v铆ctimas; los abnegados, los Radowitzky, agonizan, m谩rtires de la chusma del m谩user, y, sobre el h贸rrido concierto de sollozos se oye siniestra la carcajada del verdugo."As铆 comenzaba un volante del diario anarquista La Protesta, para el 1潞 de Mayo de 1918, el D铆a de los Trabajadores. Estoy en Ushuaia, en el edificio del antiguo penal, y hablo sobre Sim贸n Radowitzky (o Szymon Radowicki, ya que era de ascendencia polaca) ante una concurrencia formada principalmente por gente joven. Nunca hubiera so帽ado antes que iba a tener esa posibilidad. En los a帽os setenta publiqu茅 un libro que se titulaba Sim贸n Radowitzky, 驴m谩rtir o asesino?, que fue a parar a la hoguera de la dictadura de los Videla y Massera. 驴Qui茅n era ese Sim贸n Radowitzky que hab铆a sido una figura legendaria del movimiento obrero en las tres primeras d茅cadas de este siglo y que hab铆a pasado veinti煤n a帽os de su vida en la c谩rcel, la mayor铆a de ellos en el penal de Ushuaia, una de las p谩ginas m谩s negras de la historia penal del g茅nero humano de la cual tendr铆amos que avergonzarnos los argentinos? Y que se mantuvo no s贸lo durante el gobierno de los conservadores liberales sino tambi茅n durante los tres gobiernos primeros del radicalismo. Los que m谩s cantaron a Sim贸n Radowitzky, llamado el "m谩rtir de Ushuaia" fueron los payadores criollos en los mitines y asambleas obreras."Traigo aqu铆 para Sim贸neste manojo de flores,del jard铆n de los doloresdel alma y del coraz贸n:traigo para aquel var贸nvaliente y decidido,este manojo que ha sidohecho con fibras del alma,en un momento sin calmade rebelde convencido."As铆 cantaba el payador Manlio por la d茅cada del veinte.Es que Sim贸n hab铆a corporizado la violencia de abajo al matar de un preciso bombazo al jefe de polic铆a coronel Ram贸n L. Falc贸n despu茅s que 茅ste reprimi贸 brutalmente la manifestaci贸n obrera del 1潞 de Mayo de 1909. Ese d铆a ocurrir谩 la m谩s grande tragedia obrera hasta ese momento de nuestra historia social. La polic铆a montada al mando del comisario Jolly Medrano, despu茅s de que sonara el clarinazo de ataque ordenado por el propio coronel Falc贸n, se lanza sobre las columnas obreras en la Plaza Lorea. Parece una estampa de la Rusia imperial cuando los cosacos atacaban concentraciones de fam茅licos proletarios en San Petersburgo o en Mosc煤. En la historia de las represiones obreras, la del coronel Falc贸n qued贸 como una de las m谩s cobardes y alevosas. En un primer momento se cuentan treinta y seis charcos de sangre. Para explicar el drama, el militar traer谩 el argumento que todav铆a hoy se emplea en la Argentina: le echa la culpa a los "agitadores". Seguir谩n d铆as de paro general proclamado por la FORA que tendr谩 un desarrollo muy violento. Esos d铆as continuar谩 la brutal represi贸n y se seguir谩n sumando los muertos. Los obreros no se rinden porque:"Los tiempos ya terminaronen que hubo feudales bravosque agarraban a los esclavosy fiero los azotaron隆Hoy no! Ya se rebelaron,Y ese hombre hoy, febril y ardientecuando ve que un prepotenteburgu茅s quiere maltratarlo:cara a cara ha de mirarlo,cuerpo a cuerpo y frente a frente!"As铆 fue. Ese joven jud铆o de apenas 18 a帽os, obrero metal煤rgico, esperar谩 al coronel Falc贸n y pondr谩 fin a la vida del orgulloso militar que era todo un s铆mbolo para los hombres de uniforme: Falc贸n hab铆a sido el cadete n煤mero uno recibido en el Colegio Militar creado por Sarmiento. Sim贸n trata de suicidarse pero es capturado, condenado a muerte y luego, como es menor de edad, a prisi贸n perpetua a cumplir en el penal de Ushuaia, con el agravante de que cada a帽o, en oportunidad de cumplirse cada aniversario de su atentado contra Falc贸n "deber谩 ser llevado a reclusi贸n solitaria a pan y agua durante veinte d铆as", como dir谩 la sentencia.En la prisi贸n, s贸lo comparable con la de la Isla del Diablo, Radowitzky se convertir谩 en el "m谩rtir de la anarqu铆a". Ser谩 un m铆stico de la resistencia y del altruismo con los dem谩s presos. Protagonizar谩 una huida legendaria a trav茅s de los canales fueguinos hasta que es capturado por un buque de guerra chileno y entregado a los carceleros argentinos. Todos los castigos inimaginables ser谩n entonces para 茅l. Aunque enfermo de tuberculosis, el clima del extremo sur y el aislamiento no lo amedrentan y sigue siendo el defensor de los dem谩s presos para quienes Sim贸n es una personalidad m铆stica y al que admiran casi con respeto religioso.Sus compa帽eros de ideas de todo el pa铆s no lo abandonaron en ning煤n momento. Miles de mitines y su nombre siempre en la primera p谩gina de sus publicaciones. Hasta que en 1930, Yrigoyen firmar谩 el indulto. Pero el gobierno radical no se aguanta al carism谩tico atentador en territorio argentino y lo expulsa al Uruguay. All铆 ser谩 detenido y poco despu茅s soportar谩 presidio en la isla de Flores. Hasta que en 1936, ya en libertad, marchar谩 a la Guerra Civil Espa帽ola a luchar contra el fascismo de Franco. Morir谩 en M茅xico en 1956 mientras trabajaba de obrero en una f谩brica de juguetes, el mejor oficio que puede tener un ser humano.Me paseo por las celdas del presidio de Ushuaia, cuarenta a帽os despu茅s de la muerte del "santo de la anarqu铆a". Los muros del oprobio. Oprobio que a帽os despu茅s se iba a trasladar a los dominios de otros carceleros con uniforme militar: los campos de concentraci贸n de los Bussi, los Men茅ndez, los Camps. Pienso en estos verdugos cuando atravieso el port贸n de salida del ex presidio austral. Y me consuela un pensamiento que me asalta en ese momento. Esos tres, jam谩s tuvieron juglares criollos que les cantaran. De Radowitzky quedan los recuerdos de esas coplas del aut茅ntico pueblo:"Sim贸n, la fe no desmayay el pueblo s铆 que resistete ha de sacar, Radowitzky,de las mazmorras de Ushuaia."